“Los escritores perdieron su lugar como héroes culturales.
Pero, ¿por qué no pueden al menos competir con las estrellas pop en su campo? ¡Promovamos los escritores como sexys y fabulosos!”
Manifiesto de la Revista Canteen.
Balzac en Ilusiones perdidas observó que el mayor problema a resolver para el artista es como ser notado. En un artículo del New York Times, el historiador y escritor de libros de viaje Tony Perrottet, recuerda algunas estrategias usadas por los escritores a lo largo de la historia para auto-promoverse. Entre ellas el globo de aire caliente que Maupassant mandó sobre el Sena en 1887 con el nombre de su historia más reciente, Le Horla; o las anónimas y exaltadas reseñas que el propio Walt Whitman escribía sobre sus libros: “An American bard at last!”, diría Whitman sin un ápice de falsa modestia. Gore Vidal, famoso por sus frases ingeniosas, dejó esta evidencia sobre sus técnicas de autopromoción: “Nunca pierdo la oportunidad de tener sexo y aparecer en TV”. Seguir leyendo