Visión desde el fondo del mar*

12 Ago

argullol“Hay que llegar muy lejos para regresar a casa”

 Visión desde el fondo del mar, libro del escritor barcelonés Rafael Argullol (1949), comienza como una búsqueda personal. En principio podría definirse, si esto fuera estrictamente necesario, como un viaje hacia el fondo de sí mismo, una exploración por las profundidades del ser. Poco a poco, ese viaje va tomando al menos dos caminos distintos aunque complementarios. Por un lado la búsqueda exhaustiva por comprender su propia historia, su pasado, sus afectos, sus sueños, sus miedos recurrentes. Esa búsqueda más íntima y subjetiva se va entrelazando con parte central de la historia política y cultural del siglo XX. Visión desde el fondo del mar es un viaje para descubrirse a sí mismo que es, al mismo tiempo, un viaje histórico, literario, intelectual para comprender el corto y muchas veces terrible siglo XX que dejamos atrás.

El texto de más de 1.200 páginas (que, como detalle adicional aunque no menos significativo, fueron escritas a mano) está dividido en 19 libros y cada libro a su vez está compuesto por varios capítulos. No existe una cronología lineal o un orden demasiado evidente en su organización. Parece más bien como si la escritura siguiera su propio camino acompañando las secuencias que ilumina una memoria autobiográfica. El narrador intenta reconstruir su autorretrato y en esa búsqueda van apareciendo pistas, momentos de extrema lucidez, algunas certezas y no pocos enigmas.

Muchos de los capítulos aprovechan los recursos del diario de viajes, pero se trata en este caso de la figuración del viajero como detective, el viajero que busca un sentido oculto, sea sobre su propio pasado y su existencia o sobre la historia política y cultural de los lugares que recorre (Sarajevo, Moscú, São Paulo, Bagdad). El desplazamiento configura un tipo de búsqueda de conocimiento y el narrador de estos relatos de viajes no sólo describe lo que ve, sino que reflexiona, establece relaciones, denuncia.

La forma narrativa necesaria para enfrentar un desafío de la magnitud de Visión desde el fondo del mar no podría ser una forma demasiado rígida y sujeta a límites genéricos. No es la primera vez que Argullol construye su escritura pasando entre varios géneros (lo hacía por ejemplo en El cazador de instantes (1996) o Enciclopedia del crepúsculo (2006)), pero sin duda este procedimiento es llevado a sus propios límites con esta obra. El tratado histórico, el ensayo científico, la prosa de ficción, la autobiografía, el diario de viajes, las descripciones de sueños, el ensayo literario, hacen parte de un libro que, a pesar de transitar por estos distintos estratos narrativos, nunca pierde el equilibrio y el tono necesario para cautivar al lector y mantenerlo inquieto a través de sus páginas.

En uno de los capítulos, titulado precisamente Interludio sobre este libro, el narrador, tratando de responder las dudas de sus amigos sobre el carácter de la obra que escribe dice:

“Al ingeniero le digo que es la construcción de un puente; al médico le insinúo que trato de establecer un diagnóstico y, siempre que puedo, una terapia; al jugador le sugiero que es una apuesta de las fuertes, de esas que se hacen al final de la noche; al jardinero le confieso que me dedico a cuidar flores, de las que a menudo ignoro incluso el nombre; al periodista le aseguro que tengo en cuenta cotidianamente las noticias del mundo; al teólogo, pues también tengo algún amigo teólogo, le reconozco, al contrario, que las cosas divinas me suscitan mayor interés que todos los noticieros juntos repitiendo monótonamente las mismas informaciones” (p. 943).

Creo que el carácter híbrido de esta obra es también un reflejo de la personalidad multifacética de su autor. Escritor, poeta, profesor de Estética y Teoría del Arte en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, columnista del diario El País de España, intelectual, viajero incansable, Argullol representa ese espíritu humanista, erudito y transdisciplinar que la excesiva especialización de nuestra época parece estar expulsando de la escena cultural.

Quisiera terminar este breve texto con una cita que aparece casi al final del libro y que puede contener, al menos, otro indicio clave para comprender su compleja naturaleza:

“Uno deja desmembrarse, trocearse por la memoria. Esto no es particularmente difícil, pues la memoria ya nos sirve troceados, despedazados, en el festín del tiempo. Basta aceptarlo sin incrustar en nuestro cuerpo desmembrado artificiosos rellenos. Tampoco hay que tratar de ordenar forzadamente el caos con el que convivimos. A continuación, hay que convertirse en un recolector de los fragmentos que la existencia ha dejado atrás” (p. 1147).

Visión desde el fondo del mar reúne los fragmentos de la existencia que el recolector-viajero-arqueólogo Rafael Argullol ha encontrado, seleccionado y transpuesto en el papel después de siete años de intensa escritura.

 

(Fragmentos del libro pueden ser explorados aquí).

*Texto publicado en la revista Caracol, N. 6, de la Universidad de Sao Paulo.

Una respuesta hasta “Visión desde el fondo del mar*”

  1. Diamanda Bronx agosto 12, 2014 a 16:12 #

    Excelente resenha

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