Lugar: Un café pequeño en el centro de Rio o en el barrio La Candelaria en Bogotá o situado en una de las callecitas estrechas que rodean la Plaza de la Rotonda en Roma y que tenga una ventana de vidrio hacia la calle.
Compañía: De preferencia solo o al lado de una mujer parecida a Sofía Loren sentada de frente pero de manera que no bloquee la visión exterior sino que se incorpore al paisaje y que me mire y sonría de vez en cuando.
Elementos: Una Coca-Cola en botella de vidrio y un pedazo caliente de torta de manzana.
Procedimiento: Comer lentamente la torta de manzana y tomar breves sorbos de la botella de Coca-Cola mientras se observa el mundo que transcurre al otro lado de la ventana y se imaginan historias trágicas y de amor atrás de los rostros y gestos de los transeúntes.
Resultado esperado: Una suspensión relativa del tiempo llevando el espíritu a un estado fuera de sí, paralelo y autónomo de percepción de la realidad.
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