Estaba acostado mirando hacia el techo con las manos detrás de la cabeza. El sol se filtraba un poco por la ventana y las sombras creaban extrañas figuras sobre la pared. Pude identificar un castillo, luego un barco, una casa rodeada de árboles y ahora veía un enorme dragón que lentamente empezaba a moverse.
Lo último que sentí fueron unos colmillos afilados apretándome suavemente el cuello.
Las sombras son un pretexto perfecto para intentar ver cosas que no todos logran ver a primera vista, un buen ejercicio para recordarnos lo importante que es no creer todo lo que se ve a primera vista.
Un saludo desde http://lunare.wordpress.com/ ojala pueda pasar a dejar un comentario en mi blog, gracias de antemano.