Pájaros en la boca de Samanta Schweblin*

1 May

No sé si pasa con otros escritores pero yo estoy siempre mirando las biografías de los autores para saber cuántos años tenían cuando publicaron su primer libro, cuando ganaron su primer premio, cómo fue la recepción crítica de su obra inicial, etc.

Generalmente quedo bastante deprimido al percibir que me voy volviendo cada vez más viejo y no logro publicar nada que valga la pena. Las editoriales me rechazan de forma sistemática o simplemente no responden mis e-mails. No gano premios importantes o sin importancia (una vez casi gané, quedé en segundo lugar, sin dinero, sin publicación y sólo fue mencionado mi seudónimo) y la recepción crítica de mi obra se resume a los elogios de mi mujer y la censura de mi madre.

La biografía de Samantha Schweblin vino a reforzar en los últimos días mi profunda sensación de fracaso. Schweblin nació en Buenos Aires en 1978 (es tres años más joven que yo), estudió Imagen y Sonido en la Universidad de Buenos Aires. En 2001, o sea, con sólo 23 años, su primer libro de cuentos, titulado “El núcleo del disturbio”, ganó el primer premio del Fondo Nacional de las Artes y el primer premio del Concurso Nacional Haroldo Conti de Argentina.

Su segundo libro, “Pájaros en la boca”, que sale ahora en Brasil con traducción del escritor Joca Reiners Terron, ganó en 2008 el reconocido Premio Casa de las Américas en la categoría de cuentos. Hoy, con 33 años, Schweblin tiene dos libros premiados y publicados por importantes editoriales, fue incluida en la revista Granta como una de las mejores jóvenes narradoras en español, participa de antologías en varios paises y tiene traducciones de sus cuentos para el inglés, francés, holandés, alemán, italiano, portugués, sueco y serbio (no estoy exagerando).

Ustedes pueden pensar que publicar y ganar premios no es garantía de la calidad de una obra y yo concuerdo. Sobre todo en nuestro actual contexto literario donde la superexposición en los medios parece ser más importante para adquirir prestigio y reconocimiento que la calidad de la obra en sí. Pero no es este el caso. La obra de Schweblin no desmiente los elogios que ha recibido, aunque tenga sus altos y bajos.

Una de las primeras cosas que llamó mi atención al leer los 18 cuentos reunidos en «Pájaros en la boca» es su distanciamiento del marcado giro autobiográfico de la literatura contemporánea. Lejos de los devaneos del propio yo y los juegos autoficcionales, los cuentos de Schweblin se internan por el camino de lo fantástico, lo onírico y el sin sentido.

Los nombres de los personajes (Fredo, Gruner, Pol, Nabel, Kito), así como la indeterminación de los lugares y espacios (se trata de una Argentina que podría ser también Ucrania), se suman a la estrategia de distanciamiento de lo autobiográfico así como de una pretendida representación de la «realidad social argentina», aunque los cuentos no dejen de presentar y problematizar situaciones y dilemas que nos rodean a diario como la soledad, la intolerancia, las conflictivas relaciones amorosas, la violencia.

Piensen en una posible mezcla entre Kafka, Cortázar y Raymond Carver (ahora tal vez estoy exagerando). La mayoría de los cuentos comienza con una situación cotidiana y banal: una mujer espera su esposo en un puesto de gasolina al borde de la carretera («Mujeres desesperadas»), dos amigos entran a un bar donde no hay clientes («Irman»), un hombre alquila una casa cerca de la playa para descansar («El cavador»). Pero esa aparente realidad banal se transforma, a veces de improviso, otras veces de forma gradual, en un clima de extrañeza, confusión y violencia.

La prosa de Schweblin, fría y distanciada, genera una tensión permanente que va llevando al lector hasta cierto límite en el cual no hay ni un final fantástico propiamente, ni una explicación racional. El final es siempre ambiguo, abierto, y produce una sensación rara, no de decepción sino de extrañeza, tal vez como los cuentos de Carver, autor que Schweblin menciona como una de sus principales influencias.

La violencia y la crueldad que caracterizan algunas de las historias quedan matizadas por el cinismo y el humor negro, como en “Cabezas contra el asfalto”, para mí uno de los mejores cuentos del libro y que comienza así: “Si golpeas mucho la cabeza de alguien contra el asfalto – aunque sea para hacerlo entrar en razón -, es probable que acabes lastimándolo. Esto es algo que mi madre me explicó desde el principio, el día en que golpeé la cabeza de Fredo contra el piso del patio del colegio”.

La destreza de Schweblin en el manejo de la prosa y en la construcción minuciosa de las historias puede ser al mismo tiempo su punto débil, pues después de la mitad del libro la estrategia y el tono de los cuentos se vuelven un tanto repetitivos y el lector ya sabe lo que va a encontrar. Pero eso no le resta valor a una literatura de imaginación tan poderosa y sutileza en la escritura.

Algunos editores y críticos esperan que Schweblin escriba una novela, apuestan en la cuentista como futura novelista, como si para volverse realmente una escritora fuera necesario escribir novelas. En una entrevista Schweblin dice: “no escribo cuentos por militancia. Tengo ideas que piden ser escritas en forma de cuento, porque no funcionarían en una novela. El día que tenga una idea que no sea abarcable en un cuento intentaré una novela. Pero no sé que ventaja podría tener escribir una novela sólo por el hecho de escribir una novela. A los editores les encantaría, pero a mí quizás me aburra”.

Me hubiera gustado ser el autor de esa respuesta que muestra la fuerza y la autenticidad de una propuesta literaria. Pero no fui yo y Schweblin es tres años más joven.

 

* Texto publicado originalmente en el Diario O Globo de Rio de Janeiro en abril 14 de 2012.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: