La soledad del dromedario

12 Sep

El narrador de El buen soldado de Ford Madox Ford utiliza al inicio de su relato una frase bastante simple y sin embargo tremendamente eficaz para atrapar al lector. El narrador dice: “Esta es la historia más triste que jamás he oído”. Alterando un poco la frase yo podría aplicarla a la novela La soledad del dromedario de Daniel Villabón y diría: “Esta es la historia más triste que jamás he leído”.

Daniel Andrés Villabón nació en Ibagué en 1986 y vive en Bogotá desde los cuatro años. La soledad del dromedario es su primera novela, ganadora del Concurso Nacional de Novela Corta de la Universidad Central de Bogotá en el año 2010. En la pequeña biografía que trae la edición del libro dice que Daniel es “un escritor por genética y lector por compromiso”. No sé que quiere decir exactamente lo de lector por compromiso, pero lo de escritor por genética lo entendí después de leer la novela y comprobar su talento.

El personaje central de la historia es Hans Silva, un jorobado triste y solitario que vive en una gran ciudad que podría ser Bogotá o cualquier otra (yo al menos imaginé Bogotá mientras leía). Una noche recibe una extraña invitación a una fiesta de alguien que no conoce, una tal Melissa Koudar. A partir de ese momento acompañamos su rutina de vida que se resume a un trabajo nocturno en un supermercado, largas caminatas por la ciudad y pequeños momentos de placer que obtiene estregándose la joroba contra las paredes de su cuarto.

Este jorobado posmoderno no encuentra una bella princesa que se enamore de él, no tiene amigos que lo hagan olvidar por momentos su condición, y si los hay, como Johnny su compañero de trabajo en el supermercado, no llegan a ser amigos íntimos, y su abuela ya no está a su lado para consolarlo.

Pese a toda la tragedia de la historia, la novela no cae en el melodrama patético sino que se encamina por una línea fantástica y absurda que, a pesar de no ser nada novedosa, representa una corriente de aire fresco en medio a la invasión de hiperrealismo que nos domina (léase novela sicaresca y otros derivados del tipo narcorrealismo). Esta es la primera novela de un autor que no tuvo miedo de correr riesgos, que transita por fuera de las tendencias más comerciales del momento, y que mantiene una escritura de calidad: elegante, cuidada, sin excesos.

La soledad del dromedario es una novela sobre las miserias de la vida y sobre la crueldad (con destaque para la crueldad de los niños que invitan a Hans a una fiesta solamente para montarse en él, burlarse y maltratarlo). La soledad del dromedario es una novela sobre la incapacidad del ser humano para aceptar y convivir con las diferencias. Podría ser leída en clave alegórica, pero no creo que sea ese el mejor camino.

Es también una novela que recupera algo que hace tiempo no experimentaba con la lectura de los contemporáneos y es la capacidad de la ficción para crear personajes conmovedores, esos personajes que no podemos olvidar fácilmente y que nos hacen sentir de cerca sus angustias y frustraciones. El último que se me viene a la mente en este momento es Ignatius Reilly, protagonista de La conjura de los necios de John Kennedy Toole. Sólo por este motivo ya vale la pena leer la novela. Estoy seguro que quien se acerque a sus páginas quedará conmovido y Hans Silva permanecerá en su recuerdo.

Una advertencia final: No recomiendo su lectura si estás deprimido y al borde del suicidio. En esos casos extremos es mejor leer a Aira o a Monterroso o a Campos de Carvalho.

6 respuestas hasta “La soledad del dromedario”

  1. Diamanda septiembre 13, 2012 a 00:43 #

    Espectacular y conmovente

  2. Daniel Villabòn octubre 19, 2012 a 17:46 #

    Una reseña generosa de mi novela. Gracias.

    • RafaelGutierrez octubre 20, 2012 a 18:49 #

      Me alegro que te haya gustado Daniel. La novela es muy buena, ¿estás escribiendo algo nuevo ahora?

      • Daniel villabón octubre 23, 2012 a 18:41 #

        Sí, Rafael, he estado escribiendo algo nuevo y menos triste.

  3. o diciembre 20, 2013 a 06:44 #

    que paso con la segunda novela, o bien sus cuentos maravillosos,

  4. Diego Mauricio Villabon abril 7, 2017 a 13:12 #

    Daniel Andres Villabon. Es mi hijo!

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